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martes, 20 de octubre de 2009

"Cuando usted y los suyos no congenien"


Cuando leía este capítulo de " Todavía Remueve Piedras", de Max Lucado, me refiero al cuatro: "Cuando usted y los suyos no congenien", primero llore de tristeza, porque me identifique plenamente con el mensaje, y poco a poco el gozo y la alegría me fueron invadiendo al comprender en todo su dimensión otra de las enseñanzas de nuestro Dios, Señor y Maestro Jesús.
Expreso mi testimonio de que la inspiración del escritor Max Lucado viene de Dios, el Santo Espíritu ha obrado en esta obra. También quiero expresar mis agradecimientos al abogado Julio Vásquez de El Salvador, con quien comparto un espacio y trabajo aquí en Las Vegas, Nevada. Don Julio tuvo la gentileza y la iluminación de pasarme esta obra evangelizadora que recomiendo leerla a cristianos o no, os ayudará a mejorar vuestras vidas.

"Comentarios"
¿Cuantas veces no cogeniamos con nuestros seres queridos? Cientos de veces, incluso en mi caso he pasado por la amarga experiencia del divorcio, no estuve cerca de mi madre cuando ella murió, ya que soy un inmigrante en los EE.UU., y siempre puedo escuchar las quejas de mi padre cada vez que nos comunicamos vía teléfono. Estamos tan lejos, y todo porque simplemente una vez pensé que no podría servir al Señor estando cerca de ellos. No obstante he pasado por tantas vicisitudes de la vida que aún me parece increíble que teniendo un testimonio y conocimiento tan grande el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, he estado a punto de perder mi alma y ser desterrado a las penas del más grande infierno. Ciertamente que escribo todo esto para dar la razón a Lucado... "No congeniamos con nuestros parientes y no sabemos como tratarlos"... ni a padres, ni a hermanos, ni a hijos, ni esposas.
Es tan preciso esto de: "Cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi hermano. mi hermana y mi madre" (Marcos 3:35). Y esto parte con nosotros mismos. Y es que así debemos mirar a nuestros parientes, haciendo la voluntad de Dios, es decir tolerándolos y perdonándolos, amándolos, y es que nuestra paciencia se pierde en este torbellino que es la vida, cuando no la apreciamos a la luz del Evangelio.
Ciertamente las enseñanzas de nuestro Señor son tan simples que a veces no concuerdan con nuestras complicaciones. Sí, nuestro Señor tuvo padres, hermanos y hermanas terrenales, de su misma consanguinidad, y vecinos y amigos de su misma comunidad, y con ellos se cumplió aquello de que..."en todas partes se honran a los profetas , menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa"...( Marcos 6:4). El escritor nos recuerda más del hecho: " Y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí y vete a Judea , para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces , manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en El" (Juan 7:3-5). ¿Cómo es posible creer en una mismo si aquellos que más lo conocen no lo hacen? Intereses diferentes, lo jalan hacia atrás, vienen los desencuentros...¿Qué hacer?...
Jesús nos da respuestas dice Max Lucado:
Nuestro Señor no intento controlar el proceder de los familiares, y tampoco permitió que la conducta de aquellos controlaran su propio comportamiento. No exigió que estuviesen de acuerdo con El. No se malhumoró cuando lo insultaron. Claramente, no tomó como su misión complacerlos a ellos. Y derechamente cuando observó que era despreciado por los suyos, se aferró a su familia espiritual, la que sí le aportaría aquello que le era negado por su familia física.

Magistralmente se afirma..."Permita que Dios le dé lo que su familia no le da. Permítale llenar el vacío que otros han dejado. Dependa de El para su fortaleza y aliento"....-Pablo- "Eres hijo de Dios y Dios te dará la bendición prometida, porque eres su hijo"(Gálatas 4:7). "La obtención de la bendición de su familia es deseable pero no necesaria para lograr la felicidad y no siempre esto es posible". Y a la postre y a la larga, la verdad de todas las cosas se impone, y asi lo demostró en lo postrero la vida de los familiares de nuestro amado Señor... "Extraigamos una pepita de oro escondida en una veta del libro de los Hechos"."Entonces los discípulos regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos...todos ellos se reunían de continuo para orar, junto con las mujeres y con María, la madre de Jesús, y con los hermanos de El"(Hechos 1:12-14).
Cómo les cambio la vida, ellos que lo repudiaron, que se burlaron, que no estuvieron de acuerdo con el Señor, terminaron sus día sirviendo como misioneros (1 Corintios 9:5), incluso uno de ellos fue un Apóstol de la Iglesia (Gálatas 1:19).

Siguiendo el consejo del escritor, no existe desánimo en mi vida, estoy agradecido por este gran aporte y por haber ganado algo más de conocimiento y comprensión, "Dios aún cambia a las familias"...

Carlos D Toledo-labarca

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